jueves, noviembre 17, 2011

La madre de todas las conspiraciones (Abundancia y la liberación del trabajo)


Mientras pienso en cómo seguir mi serie sobre teorías conspirativas y expansión de la conciencia intitulada “Viaje al centro de la madriguera” se me ocurre que quizás exista una conspiración mucho más real y determinante que las tantas que usualmente surgen en este tipo de discusiones y charlas de café en donde masones, nazis, reptiles, servicios de inteligencia y alienígenas terminan bailando a go-go alrededor del cadáver de JFK en un ballet paranormal de demonología inabarcable, el clásico cuchicheo paranoico de quien exorciza miedos atávicos entre gigantescas carcajadas de incredulidad ante una realidad que ya hace tiempo ha dejado de ser lo que solía.


Por eso se me ocurre que esta teoría conspirativa, pueda llegar a ser más “real” que ninguna otra, en el sentido de que, a diferencia de las muchas visiones conspiranoicas que parecen tener sentido solo al observar y recopilar datos anómalos que ayudan a “levantar velos” (como ocurre con los episodios de abducción extraterrestre que parecen ocurrir mayormente en un estado de “realidad alterada” no muy distinta al trance chamanico- o sea en un nivel dimensional diverso al de la realidad consensual) esta a la que me referiré a continuación, es comprobable empíricamente sin por ello mediar elemento “paranormal” o extraño. Es decir, solo hace falta mirar alrededor y mirar adentro, examinar y examinarse: ¿Que es esta existencia? ¿De que re-cuernos o demonios se trata todo? ¿Qué estoy haciendo de mi vida?

Me perdonará el lector si doy tantas vueltas antes de ir al punto en cuestión. Es que quiero ser claro y certero al respecto: La única conspiración de la que puedo dar fe de existencia es la conspiración que obliga a los habitantes de la Tierra a pagar para vivir en el planeta.


Como dije antes, está tan cercana y aceitada, forma hasta tal punto parte de nuestra epidermis perceptiva que parece algo de lo mas natural:

“Y… si! Tengo que trabajar para pagar el alquiler, es obvio ¿No?-dice el mono encorsetado en su uniforme o disfraz corporativo o traje y corbatas favoritas.

“¿Y que otra cosa queda? ¿Inventar de nuevo la rueda?”- dice otro mono cansado de todo mientras espera el happy hour para tomarse su cervecita y pagar la mitad. (Que “hora feliz” quiera decir pagarse una bebida alcohólica a mitad de precio dice bastante del estado de cosas entre los monos de Terra 2.0.)

Alex Collier, civil contactado por seres de la 5ta y 6ta densidad (o místico o chiflado o farsante u “hombre que sabe” según el filtro que uno desee usar para “leer” su experiencia) cuenta lo difícil que le fue hacerle entender el sentido del dinero a uno de sus guías arcturianos. ¿Pagar por comida? ¿Pagar por la tierra? ¿Por qué pagar por algo que el planeta “ofrece” libremente?

Si, seguro, la filosofía malthusiana se encargó de instalar las ideas de carencia y finitud de modo que para muchos la carencia es hoy una “realidad” objetiva del planeta y la abundancia no. ¿Pero no son solo ideas? ¿Simple condicionamiento? ¿Y con que fin?

Como bien señaló Robert Anton Wilson en más de una oportunidad “escasez de recursos” se refiere usualmente a energías conocidas, pero en un universo en donde todo es energía, el único límite es el techo de nuestro conocimiento actual o mejor dicho nuestro desconocimiento y desconfianza en la posibilidad de que existan otras alternativas. Por otra parte, si realmente damos como cierta la posibilidad de que exista una pequeña elite global cuyo poder económico está más que nada basado en los negocios relativos al petróleo, las armas, las drogas y la especulación bancaria- (o sea en la energía “finita”, la guerra, la enfermedad y la carencia o generalizando, en todo lo que hoy parece evitar la evolución del planeta) los tintes conspirativos no tardan en asomar en esta historia. Sumemos, por último, el hecho de que dicha elite es dueña de la casi totalidad de los medios masivos de comunicación (diarios, radio, tv) a través de la cual esta “realidad” de miedo y carencia es propagada en todas las mentes de primates educados (condicionados?) a creer de antemano en dicha realidad.

Pero me estoy yendo de tema pues aquí la cuestión no era tanto la presumible (y algunos dirían innegable) existencia de una élite de plutocratas corporativos que “lo dominan todo” si no el condicionamiento que hace que el ser humano no pueda concebir una existencia libre del mundo del empleo y el trabajo más rutinario y mecánico. Por eso mientras algunos- en el actual clima de agitación global (léase “indignación”)- gritan y exigen “trabajo, trabajo!!!” yo por mi parte me sumo al coro de voces que desde una dimensión futura proponen un tanto jocosamente cierta intuición que bien podría resumirse en el siguiente eslogan “Liberación del trabajo…Al carajo con el trabajo!!!”. Eso no significa quedarse tirado panza arriba sin hacer nada de nada (aunque no se descarta esa opción para quien la desee) si no justamente lo contrario: Asumir la responsabilidad de crear una sociedad en donde cada uno haga lo que mejor que sabe, lo que más placer le de, confiando en la sabiduría de una naturaleza que del mineral al vegetal y del animal al ser humano tiene un dinamismo orgánico que, cuando es respetado, funciona en un modo casi perfecto. ¿Utópico? ¿Irreal?

Veámoslo de este modo: El ser humano es el único animal que ocupa casi la totalidad de su tiempo en la lucha por la supervivencia. ¿Acaso existe este “stress de carencia” en
el Oso o el León? Los mamíferos ocupan una porción muy pequeña de su tiempo en buscar alimento y el resto en descansar y jugar. Y ni hablemos de los primates. Piensen en los monos, si no. Entonces ¿No es extraño que en tiempos de increíbles innovaciones en los campos de la inteligencia artificial, la nanotecnología, las energías del punto cero y demás tecnologías que parecen salidas de una novela de sci-fi- aun sigamos coreado el hipnótico mantra “es imposible, no se puede, no se puede”?

Y acá es donde toda esta cuestión con
spirativa se me aparece como obvia: Condicionamiento en la carencia. Ideas de limitación para mantener al ser humano en un estado mecánico, un engranaje más o menos aceitado de una maquinola demoníaca. Pero todo esto, ya lo sabemos, es disfuncional. Disfuncional para el planeta y disfuncional para nuestra esencia que es en si puramente creativa. Es que quizás solo sea cuestión de asumirlo. La naturaleza, la de los ciclos, la del mineral la del vegetal y la del cosmos está de nuestra parte. El universo es cambio y transformación. O como bien dijo el gaucho “Al pedo es mear contra el viento”. De revelaciones como está se construye un futuro mas amplio, pleno y- por qué no?- divertido. Brindemos por ello!!! Creer en tales posibilidades para máximar la posibilidad de que tales visiones sean “reales”. Ese sería el primer paso. ¿Y el siguiente? Sigan leyendo, nomás que vamos a darle a esta cuestión en mas de un post. Por supuesto que quien esto escribe no pretende tener todas las respuestas. Por eso mismo, la casa acepta sugerencias. Reflexionen y comenten si les place. Hasta prontito.